
Como una persona más que sufre «empantallamiento» he podido descubrir cómo el mundo natural nos ofrece grandes oportunidades para encontrar la calma así como una manera de sentirnos parte de él.
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness o atención plena, tal como se entiende en este aquí, es un conjunto de métodos (la meditación entre ellos) para manejar la atención con mayor eficacia. A través de diferentes ejercicios como la respiración, la autoconciencia, la percepción sensorial o la conciencia corporal, aprendemos a permanecer en el momento presente, con total atención y aceptación.
A este estado cuando se presta atención conscientemente al momento presente y sin juzgar también se conoce como “atención plena” o mindfulness. Hoy en día, tenemos cada vez como costumbre usar impulsivamente nuestros teléfonos móviles y otros dispositivos. Necesitamos mirarlos continuamente para estar estimulados permanente y no aburrirnos. Esto nos lleva a desarrollar una “atención parcial continua”, fenómeno que se vincula con el debilitamiento de las interacciones sociales, la creatividad y el rendimiento académico.

Pero, ¿Qué tiene que con el mundo natural?
Por ecomindfulness me refiero simplemente la atención plena o mindfulness con y en la naturaleza.
Como seres humanos hemos evolucionado durante miles de años para ser lo que somos hoy en día viviendo muy cerca de la naturaleza. Nuestros cuerpos, nuestros sentidos y nuestra mente están perfectamente diseñados para sentirse como en casa en el medio natural. Regresar a la naturaleza brinda la oportunidad de cuestionar los parámetros que hemos aprendido en nuestras vidas.
El estilo de vida urbano, sedentario y “empantallado” dificulta no solo el contacto con la naturaleza, sino que nos aleja de ella, considerándola comoalgo ajeno, dispuesto para satisfacer nuestras necesidades. Richard Louv ha establecido que el “trastorno por déficit de naturaleza”. Numerosos estudios han demostrado la importancia de interactuar con la naturaleza, pues contribuye a la salud y el bienestar, aumentando nuestra capacidad para concentrarnos y manejar mejor las emociones.
Regresar a la naturaleza nos brinda la oportunidad no solo estar presentes, sino de cuestionar nuestra forma de vida.
¿Como miramos a la naturaleza?
El paradigma dominante en nuestras sociedades asume que las necesidades humanas son más importantes que las de cualquier otra especie. Esta concepción se vincula con el modelo antropocéntrico que está causando daños irreparables a la Tierra y, en consecuencia, a nosotros mismos. Una especie -el Homo Sapiens- se posiciona contra las 8 millones de especies de seres vivos con
las que comparte el planeta Tierra.
El influyente ecologista Aldo Leopold ya afirmó lo siguiente en 1949:
«Abusamos de nuestro planeta porque lo consideramos como una mercancía que nos pertenece. Cuando veamos el planeta como una comunidad a la que pertenecemos, podremos comenzar a hacer uso de él con amor y respeto “.
¿Cómo conectar con el momento presente, con uno mismo y la naturaleza?
Para abordar estos problemas, suelo proponer ejercicios en el mindfulness en la naturaleza para generar experiencias profundas, significativas y autoreflexivas.
Durante los últimos años me he familiarizado con metodologías con las que abordar esta problemática con grupos, que podrás encontrar en el libro que he editado «Naturaleza y Mindfulness» (PDF) que puedes encontrar más abajo.
El aprendizaje basado en la naturaleza propone una comprensión vivencial del mundo natural en su conjunto. Los métodos basados en la naturaleza que se proponen en el libro mencionado funcionan con un modelo ecocéntrico en el que los seres humanos forman parte de una compleja y fascinante red de vida en la que todo está conectado. El daño a cualquier parte del mismo afecta inevitablemente a toda la red. Los métodos basados en la naturaleza se nutren de diferentes fuentes interrela- cionadas: culturas nativas, ecología profunda, teoría de sistemas, ecofeminismo, etc.
En realidad, no hemos inventado nada nuevo. Los métodos basados en la naturaleza se nutren de diferentes fuentes interrelacionadas: Las culturas nativas, ecología profunda, teoría de sistemas, ecofeminismo, etc. Todos ellos alimentan tanto una base teórica como actividades prácticas. Sin lugar a dudas, una de las fuentes más va- liosas de conocimiento es la preservada y transmitida por los pueblos indígenas, especialmente los del continente americano. Los pueblos nativos tienden a considerar que todo está vivo. Cada ser vivo tiene un papel específico que desempeñar y está profundamente interrelacionado con todos los demás seres. Todo en la Tierra forma parte de la misma familia: las piedras, los árboles, las nubes, los animales que nadan, vuelan, se arrastran o caminan, el sol y la luna. Cada uno de los seres encapsula una sabiduría única como resultado de sus adaptaciones y relaciones con los otros seres.
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